Terapia Familiar
Cuando la familia atraviesa un conflicto se encuentra sin dirección, está en un momento de desarmonía, desequilibrio, aparecen problemas que no fueron resueltos cuando aparecieron y que quedaron enterrados.
El conflicto aparece cuando una situación de tensión presiona a la familia. Requiere ciertos cambios que no se pueden producir por una inflexibilidad o rigidez en ésta, o bien porque supera sus recursos. Las reglas y los roles de la familia se hacen confusos. Los valores y objetivos pierden importancia. Se ceden las expectativas y las prohibiciones.
Una crisis lleva a semejante estado y es necesario un cambio decisivo. Cada cambio implica una nueva adaptación.
Si bien un cambio sería importante, no todos los conflictos dan lugar a que éste se produzca. Esto dependerá de la familia. Siempre que se puede lograr y se hace en momentos de crisis.
Es importante que el cambio que se produzca sea un giro en las reglas que gobiernan el funcionamiento de la familia, es decir, un cambio en el modo de comportarse.
Cuando se piensa en la palabra "conflicto" inmediatamente aparece un sinónimo, "peligro" en la mente de la mayoría de las personas. Un problema, una crisis, son situaciones de peligro porque presentan acontecimientos poco habituales o desconocidas, conlleva la necesidad de un cambio y la consiguiente "pérdida" de algo, que puede empeorar las cosas. Pero al mismo tiempo brindan la oportunidad de crecer y aprender.
Los conflictos no son situaciones patológicas, sino momentos evolutivos, de crecimiento de la familia, que atraviesan todos los seres humanos. No obstante, hay crisis que se acarrean durante toda la vida y que pueden convertirse en disfuncionales si no se logra una solución o cambio favorable.
Un problema fundamental es que las familias no registren el problema, esto es lo que les impide conocer el modo de resolverlo. Por tal motivo se hace necesaria la concurrencia a una terapia familiar para lograr una resolución exitosa. El terapeuta podrá descubrir cosas que la familia no ha podio ver.
Como ejemplos de crisis podríamos citar: la entrada en la adolescencia de los hijos, la muerte de un miembro de la familia, también la pérdida de trabajo, un embarazo precoz de una hija, una mudanza, etc. Son infinitas las situaciones que causan conflictos dentro de la familia. Estas crisis son fundamentales y evolutivas.
Lo que resulta motivo de tensión en una casa, puede no serlo en otra. Dependerá del conflicto y de la vulnerabilidad de la familia a este estresor. Cada familia es única, tiene una historia irrepetible y cuenta con recursos y limitaciones propios de su identidad.
El dilema que plantea la crisis se resolverá con éxito cuando se logren nuevas respuestas sin abandonar los viejos modelos familiares.
Terapeuta Familiar acreditada Ana Caparrós